domingo, 18 de septiembre de 2011

Aprovechar la oportunidad

La consecución para Cádiz de la capitalidad iberoamericana del Carnaval para 2012 no por esperada supone un importante empuje para el cierre definitivo, con una cierta dignidad, de la programación oficial de cara a la conmemoración del Bicentenario de la Constitución de 1812. Supone, también, una gran responsabilidad para el Ayuntamiento de Cádiz pues le obliga a poner sobre la mesa, y después desarrollar, un evento ambicioso que, además de cumplir con las expectativas centradas en ese año, sitúe a la ciudad en el mapa de los grandes carnavales del mundo y atraiga por ello a nuevos visitantes, a ser posible con poder adquisitivo, a partir del 2013. 

Esta nueva 'capitalidad' refuerza aún más la apuesta que desde el Ayuntamiento se está haciendo de las relaciones de Cádiz con Iberoamericana. Una relación lúdica, con el Carnaval; cultural, con la capitalidad específica que también nos corresponde a lo largo de 2012; y una relación sobre todo económica, que deberá ir concretándose con el tiempo y en la que el papel de la aún no definida Casa de Iberoamérica abierta en la Cárcel Real debe ser esencial. No olvidemos que mientras el viejo continente ha cerrado el grifo de las inversiones, agobiado como está por una crisis económica a la que no se le ve fin, los países americanos mantienen un ritmo de crecimiento en alza, apropiado para buscar acuerdos económicos que beneficien a ambas comunidades. Ciertamente no planteamos retornar al Protocolo Franco-Perón y a la Zona Franca Argentina de los años cuarenta (en todo caso, fracasada) pero sí apostar porque esta conexión entre Cádiz y el 'Nuevo' Continente se pueda convertir en una pata más del desarrollo de nuestra ciudad. 

Bajo este prisma le queda al gobierno de Teófila Martínez un duro trabajo, y más cuando apenas quedan seis meses para el inicio oficial del Bicentenario. Ya hemos comentado en más de una ocasión que Martínez afronta el año más duro, complicado y esencial de su ya largo mandato. Porque tendrá que sacar adelante el Doce, cierto es que con la participación de otras instituciones, en una situación de crisis global que ha tocado de lleno a las administraciones locales. Tendrá que hacer compatible los recortes inversores en diversas áreas de gobierno y las quejas de quienes se les debe dinero desde San Juan de Dios, con la atención a las autoridades que vengan a Cádiz durante el Doce y al propio desarrollo de los eventos ya cerrados y los que se irán cerrando a lo largo de los próximos meses. 

Proyecta el PP poner en marcha la Sociedad Cádiz 2012, aprobada hace ya meses por el pleno de la Corporación, a fin de descargar a la administración local de la tarea específicamente relacionada con esta conmemoración. No es una mala idea, aunque como se retrasen un poco más va a entrar en funcionamiento fuera de plazo. Para su funcionamiento se anuncia desde el Ayuntamiento la contratación de técnicos ajenos a la administración local especialistas en diversas cuestiones (seguridad, protocolo) que se considera deben reforzarse durante el evento. 

Esta búsqueda de apoyo exterior, con el coste extra que va a tener para unas arcas municipales que no están nada boyantes, puede llamar la atención cuando desde el gobierno local ignora a veteranos funcionarios que, por causas no justificadas, han sido relegados a departamentos que nada tienen que ver con lo que han desarrollado durante su carrera profesional. El penúltimo caso tiene a Antonio Cabrera como protagonista. Él, que fue con acierto gerente de la Fundación del Carnaval, acaba de 'inaugurar' puesto en la biblioteca municipal. Su misión es guardar libros. Aunque esta es una tarea loable y necesaria, supone desaprovechar las capacidades de Cabrera en estos tiempos en los que se necesita del esfuerzo y las virtudes de los funcionarios públicos.
 

No ha sido Teófila Martínez dada a despreciar el trabajo de sus técnicos atendiendo a su afiliación política (Cabrera fue concejal del PSOE durante unos años). Al contrario, es de los pocos alcaldes que los valora públicamente. Ha habido y aún hay cargos de relevancia que procedían de la etapa socialista y que han permanecido con capacidad de mando y gestión con los populares. Por eso extraña esta medida. 

Por eso, al que haya dado la orden de relegar a Cabrera a la calle San Miguel convendría recordarle su labor en proyectos como la Regata 92 (que salvó junto a otros técnicos y el control político de Garófano) y los años de esplendor del Carnaval vividos con él. Desperdiciar a los que valen en estos tiempos es un lujo que no se puede permitir ni el Ayuntamiento de Cádiz.

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